Cuando amas a alguien es muy difícil admitir que la relación entre vosotros ya no tiene futuro y la mejor solución es romper.
Entramos en un verdadero duelo entre la razón y la emoción y muchas veces aunque somos conscientes de lo tóxico que es este matrimonio, no tenemos la fuerza necesaria para hacer lo que hay que hacer.
Acabamos entrando en un ciclo infinito cuyo resultado sólo genera más dolor, más daño y más sufrimiento.
¿Cómo decir adiós al amor de tu vida?
Por mucho que reconozcamos todos los defectos de nuestras parejas y nos sepamos de memoria todas las promesas nunca cumplidas, la idea de dejar de vivir voluntariamente con la persona que amamos siempre nos parecerá absurda. Sería equivalente a enterrar vivo a un ser querido.
Sin embargo, debemos mirarnos a nosotros mismos y evaluar lo perjudicial que está siendo esta relación y cómo nos está enfermando.
Cómo saber si vale la pena salvar una relación?
Y la respuesta a esta pregunta sólo podemos darla nosotros mismos, de nada sirve la opinión de un vecino, un amigo o tu madre.
Es el que está viviendo la situación el que tiene que parar, respirar y pensar lo más racionalmente posible.
Intentar ver la situación con cierta distancia, sin dejarnos engañar por las sombras de nuestras emociones.
Evalúa tu relación racionalmente
Tienes que hacer una comparación honesta entre los aspectos positivos y negativos de la relación. Ningún matrimonio es perfecto ni está libre de problemas. Sólo en los cuentos de hadas las parejas son felices para siempre.
Sin embargo, tenemos que ser capaces de identificar cuándo una relación nos está causando más daño que placer, más dolor que felicidad.
Cuando nuestra autoestima empieza a ser destruida hasta el punto de que incluso sabiendo que estamos en una relación abusiva, no tenemos la fuerza para dejarla. Y seguimos creando excusas para no asumir el maltrato al que nos someten. Ya es hora de poner fin a este matrimonio.
Cómo terminar con tu pareja
Pensamos que es imposible vivir lejos de la persona que hemos elegido para compartir nuestra vida y a la que hemos jurado amor eterno. Pero hay dos cosas que deben quedar muy claras, la primera es que quien ama no hiere y la segunda es que una relación amorosa presupone reciprocidad.
Hay que ser racional y radical. El centro de nuestras vidas debemos ser nosotros mismos. No permitas que el otro te menosprecie y te ponga en un papel secundario.
Sólo tú puedes poner fin a esta situación. Toma la decisión y sé radical, corta todo y cualquier vínculo, preferiblemente incluyendo cualquier tipo de comunicación.
No des al otro la oportunidad de engañarte una vez más con falsas promesas.
Sé que a menudo este aislamiento total de tu ex pareja no es posible, ya que hay hijos de por medio, problemas económicos y un sinfín de situaciones más. Pero al menos durante las primeras semanas evita en lo posible ver o hablar con tu ex, aunque sea necesario pedir a un amigo o familiar que medie en la situación.
¡Sé la prioridad de tu vida!
Concéntrate en fortalecerte y solidificar tu decisión en tu interior. Empieza a redescubrir pequeños placeres que se abandonaron durante la relación. No hablo de fiestas ni de juergas, sino de empezar a sentir placer al estar a solas con uno mismo.
Redescubra el placer de un café caliente acompañado de la lectura de un buen libro, de escuchar su música favorita o de una simple charla con un amigo.
Redescubre la alegría en tu vida, siéntete orgulloso del ser humano que eres. Desvela viejos planes, matricúlate en ese curso que siempre has querido.
No cometas el error de buscar desesperadamente una nueva pareja para restregársela por la cara a tu ex.
Su cura primero, si necesita buscar ayuda profesional. Prométete que no volverás a permitir que te traten así.
No digo aquí que vaya a ser fácil, pero es necesario romper este ciclo de sufrimiento. Busque el apoyo de familiares y amigos. Estoy segura de que cuando se te pase el dolor, te sentirás más preparada para la vida, para los amores sanos y orgullosa de ti misma.